Miro a mi
alrededor y veo que vivimos en un mundo de apariencias. Rodeada de gente que se
esfuerza en aparentar e intentar ser como otros para ser aceptados de alguna
forma u otra y que tanto esfuerzo les llevan incluso al desgaste. Ya pocos son
los que se interesan por los pequeños detalles de la vida, como el apreciar el
paisaje de un bonito amanecer, un paseo en buena compañía en plena naturaleza,
una buena charla sobre la vida sin la necesidad de estar sosteniendo un teléfono
móvil en la mano, apreciar una simple caricia o el calor de otro cuerpo,
disfrutar de una copa de vino bajo la luna. ¿Se dan cuenta de que cosas tan
maravillosas no cuestan nada de dinero?
Con lo fácil que
es ser auténtico. Vivir tu vida y no la que otros quieren, dejar de esforzarse
en ser quien no eres. Está bien tener ambiciones y aspiraciones, pero éstas
tienen sentido cuando nacen de lo más profundo de ti, sólo tienes que
escucharte y sentir que todo lo que haces tiene sentido para ti y los que
realmente te quieren. Si no, ¿qué sentido tiene esforzarte para satisfacer a
los demás? Te podrán decir que bien lo hiciste, unas cuantas palmadas en la
espalda, pero después de eso cada uno sigue con su vida y solo quedas tú y los
decidan compartir esa vida contigo. Lo superficial te llena en el momento, pero
lo que te sale del corazón, lo auténtico, eso querido amigo, te llena la vida.
Muchos dirán que
no es tan fácil, sobre todo porque vivimos bombardeados de mensajes que nos
dicen que tenemos que ser de una forma determinada o hacer ciertas cosas para
ser exitoso en la vida. Es una presión que te hace vivir a contracorriente con
la única aspiración de tener más, lo cual no te deja tiempo para lo que
realmente importa, vivir. Qué triste aquel que piensa que para ser una persona
respetable tienes que tener mucho, ya sea un buen coche, una gran casa, mucho
dinero en tu cuenta bancaria, un traje elegante… Sí, es cierto que recibirás
elogios de muchos, pero esos elogios vendrán de personas que lo único que saben
valorar es eso, lo material, superficial. Sinceramente, prefiero quedarme sin
todos esos elogios y recibir unos pocos por aquellas personas que saben ver más
allá, lo esencial de cada persona.
Lo peor de todo
es que las personas que más te apoyan y las más cercanas a ti, son a las que a
veces menos valoras. Tendemos a tratar mejor a quien ni siquiera conocemos ni
daría un duro por nosotros, que a nuestra propia familia, todo son apariencias,
el caerle bien a quien ni siquiera conoces, en vez de emplear ese tiempo y
energías en quien está dispuesto a compartir su tiempo contigo. Solo te darás
cuenta de ese amor incondicional cuando ya no lo tengas. No hagas caso a los
consejos de nadie, pero escucha al menos a los que te quieren.
No es tan difícil
ser auténtico, solo tenemos una vida, y es AHORA. Si no, ¿cuándo? Emplea tu
tiempo y energía en aquello que te vaya a dar felicidad y deja de escuchar el
ruido que hay ahí afuera. El mayor éxito que existe en la vida es convertirte
en una persona auténtica y digna de admirar por tu lealtad, coraje y amor. No
te dejes llevar tampoco por el consumismo, las cajas tontas que solo pretenden
adiestrar a borregos para que “vivan” esclavizados a máquinas.
Miss Swart ♦
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